La frase inicial de este Salmo tan famoso es una de confianza. Nos habla sobre el cuidado cariñoso de Dios como nuestro pastor. Ya que Dios es nuestro pastor, sabemos que todas nuestras necesidades serán suplidas.
Así como un pastor de ovejas se ocupa de cuidar y de proveer lo necesario para cada oveja de su rebaño, Dios cuida y provee lo que sus hijos necesitan. ¡Esa debe ser nuestra confianza!
Salmo 23:1
Pablo pasó por maltratos, injusticias, dificultades económicas, prisión y muchas otras situaciones complejas (ver 2 Corintios 11:23-33). En este pasaje bíblico de Filipenses 4 él habla sobre la estrechez económica. Pablo afrontaba los problemas de la vida con Cristo y con la fortaleza que él le daba. ¡Qué testimonio más precioso!
Él lo expresó así: "Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
Filipenses 4:13
En este salmo se expresa confianza total en la protección y el poder de Dios. El salmista se siente seguro física y espiritualmente. Recibir la luz del mensaje del Evangelio y la salvación de nuestra alma nos da una nueva perspectiva. Saber que contamos con la presencia constante de nuestro Dios todopoderoso fortalece nuestra fe y nos da ánimo para seguir adelante.
En medio de luchas e incertidumbres, no permitimos que nos venza el temor porque sabemos que el Señor nos acompaña y nos fortalece. En Dios nuestra alma está a salvo por toda la eternidad.
Salmo 27:1a
El día en que tomaste la decisión de rendirte aceptando a Cristo como tu Señor y Salvador, pasaste a ser salvo. Invocar el nombre del Señor, clamar a él como la esperanza eterna para tu vida, es la clave para recibir el perdón de los pecados y la salvación eterna. Dios nos ofreció el mayor regalo que jamás se puede dar a alguien: la vida eterna. Está en nuestras manos aceptarlo.
Romanos 10:13
Nuestro Señor y Salvador Jesucristo no cambia jamás. Él ha sido, es y siempre será igual, podemos confiar en su constancia a través de los tiempos.
Contrario a la naturaleza humana, Jesús (siendo Dios) es inmutable. Hoy es, dice y hace lo mismo que ha sido, hecho o dicho desde la eternidad y hasta la eternidad.
Hebreos 13:8
David, el mismo David que se había enfrentado al gigante Goliat cuando aun era adolescente, sentía temor porque habían personas que lo perseguían. Él no se avergonzó de reconocer su sentimiento de temor. ¿Qué hizo? Lo llevó ante Dios y eligió confiar en que su Padre celestial lo ayudaría.
¿Qué hacemos con nuestros temores? ¿Los reconocemos y los llevamos ante Dios? Podemos aprender a lidiar con nuestros momentos de temor de forma sana siguiendo el ejemplo de David. ¡Poniendo nuestra confianza en Dios!
Salmo 56:3
Al inicio del capítulo 6 de Juan, Jesús alimentó a 5000 personas. El tema del alimento estaba en la mente de todos y muchos seguían a Jesús con la esperanza de que volviera a darles algo de comer. Otros recordaban cómo Dios había dado el maná al pueblo de Israel mientras vagaba por el desierto. Una vez más, pensaban en la comida física.
Pero Jesús los sorprendió diciendo «Yo soy el pan de vida». El pan que ellos necesitaban era el alimento espiritual. Por más llenos que estuvieran sus estómagos, si no saciaban su hambre espiritual, nunca se sentirían satisfechos. Y Jesús es el único que puede saciar el hambre o el vacío espiritual en el corazón de cada ser humano.
Juan 6:48
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