Así mismo, por cuanto la Iglesia, es la administración de los negocios del Reino de Dios o economía de Dios, es un ministerio, o edificación, o dispensación o plan de redención, restauración y transformación espiritual descrito en el evangelio del reino de nuestro señor Jesucristo (1Timoteo1:4, Efesios1:10 y 3:2), para significar la distribución de las riquezas divinas en el pueblo o familia de Dios, es decir repartir la esencia de la persona de Dios como vida plena y abundante hacia dentro de la humanidad, que creyó y recibió a Jesucristo (Efesios3:2/9 y 1:9; Colosenses1:24/25). Y de otra parte, según el Bloque de Constitucionalidad, la iglesia como templo de Culto-Educación-Acción Humanitaria, no es una estructura de poder productivo de bienes y servicios sin ánimo de lucro (ESAL), ni tampoco una unidad de explotación económica (EMPRESA), que son objeto de la economía solidaria o en la economía de mercado en regulación interna del País y en la Clasificación Internacional de las actividades industriales, comerciales y de servicio, con sus correspondientes excepciones, para administrar las finanzas humanas de bienes y servicios.